viernes, 16 de marzo de 2007

DIANA NAVARRO. Una mañana sin aliento.


Hoy me he enamorado...de una voz. Se me han puesto los vellos como escarpias. Y como sucede en las mejores ocasiones, ha sido de casualidad. Esta mañana asistí al programa Protagonistas, el número 10.000, de Luis del Olmo, que se emitía en directo desde el Teatro Alameda de Málaga. Entré con los compañeros del curso de radio y nada más sentarme en la butaca, allí estaba ella, en semipenumbra.

Diana Navarro. En aquel momento no sabía su nombre, pero luego Luis del Olmo me sacó de dudas. Cantó una canción que yo tampoco conocía Sola , con un piano al lado, en directo. Cuando su voz de cristal me alcanzó, me sentí vibrar como una gota de agua que cuelga de una hoja. Me invadió el alma, entrándome por las orejas y por el pecho, haciéndome tragar saliva y perder el aliento por un segundo. Su voz me pareció sobrenatural, como si se pudiese tocar. Ella la manejaba como si pudiese acunarla, hacía con ella viguerías, lo que quería.

Bufff. A mí una mujer me canta así y caigo rendido a sus pies. Casi se me saltan las lágrimas. Fue terminar de cantar y salté como un resorte, deshecho en aplausos. Que ternura, que maestría.

Diana Navarro es malagueña. Por lo visto es una de las revelaciones musicales más celebradas de los últimos meses, y yo con estos pelos. Mezcla sonidos como la copla, el new age, el pop y el flamenco en su disco 'No te olvides de mí' y llevo un rato bajándome sus canciones con el Ares.

Gracias Don Luis, por el regalo.

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