miércoles, 19 de noviembre de 2008

VIVA LA VIDA


La puedo escuchar una y otra vez y otra más sin cansarme, me encanta y me llena de energía y me pone triste y dispara una sonrisa con matices. Viva la Vida, de Coldplay.

Yo solía gobernar el mundo
Los mares se alzaban cuando yo lo ordenaba
Ahora en la mañana yo duermo solo
Barro las calles que solía poseer

Yo solía tirar el dado
Sentir el miedo en los ojos de mi enemigo
Escuchar como la gente cantaría:
"Ahora el viejo rey está muerto, ¡larga vida al rey!"

Un momento yo tenía la llave
Al siguiente los muros se me cerraron
y descubrí que mis castillos estaban construidos
sobre pilares de sal y pilares de arena

Escucho las campanas de Jerusalen sonando
Los coros de la caballeria romana están cantando
Se mi espejo, mi espada y mi escudo
mis misioneros en un campo extranjero
Por alguna razon que no puedo explicar
Una vez que te vas, nunca, nunca hubo una palabra honesta
Así era cuando yo gobernaba el mundo

Fue el embrujado viento salvaje
Derribó las puertas para dejarme entrar
Ventanas rotas y el sonido de tambores
La gente no podía creer en lo que me convertí

Los revolucionarios esperan
mi cabeza en bandeja de plata
Solo una marioneta en una cuerda solitaria
Oh ¿Quien podría querer ser rey?

Escucho las campanas de Jerusalen sonando
Los coros de la caballeria romana están cantando
Se mi espejo, mi espada y mi escudo
mis misioneros en un campo extranjero
Por alguna razon que no puedo explicar
Yo se que San Pedro no dirá mi nombre
Nunca hubo una palabra honesta
Pero así era cuando yo gobernaba el mundo

Escucho las campanas de Jerusalen sonando
Los coros del caballeria Romana están cantando
Se mi espejo, mi espada y mi escudo
mis misioneros en un campo extranjero
Por alguna razon que no puedo explicar
Yo se que San Pedro no dirá mi nombre
Nunca hubo una palabra honesta
Pero así era cuando yo gobernaba el mundo

http://www.youtube.com/watch?v=dvgZkm1xWPE

4 comentarios:

Stultifer dijo...

Viva la vida
viva Victoria
Afrodita...

Ah, que no es esa...

Niri dijo...

Jajajaja
que guay!!! un post que entiendo de stultifer! jajaj... hoy me siento un poco más lista

Noguera..me cawen diez!! me has copiado el post!!!!!!! qué bajo has caído!

Y por favor!! que alguien le diga a Chris Martin que le suban la dosis de Lamictal!!!! Algún día le da un síncope...

Jaime Noguera dijo...

stultifer:

Muy buena esa también. Te veo en el papel, te veo...!

Niri:


No te he copiado, pero me encanta que lo creas.

El Porquero de Agamenón dijo...

Estimado Noguera:
La casualidad no existe. ¡Qué coincidencia! ¡Estamos escribiendo de lo mismo! Aquí le envío un texto que corrobora y amplía, en cierto sentido, el suyo en una mutua propuesta de reconsideración de ciertos tópicos relativos a nuestro don común. Espero que sea de su agrado este texto que se inserta en una obra culmen que estoy escribiendo llamada “Gramática del Cuerpo” que subiré a mi blog. Un abrazo. Gracias por citarme.

“…las cabezas masculinas básicamente se dividen en dos: cabezas pilosas, cabezas depiladas. Las cabezas pilosas gozan de inmerecida fama debido a su carácter eminentemente ornamental. Son cabezas de culebrón hispanoamericano o de serie familiar americana de tercera categoría, destinada a producir somnolencias profundas en la sobremesa. Hay un curioso estudio que relaciona somnolencia con cabeza pilosa. Esto es debido a que, en gran medida, se asocia el pelo capilar con la bondad elemental, cosa en extremo lógica, ya que la condición sine qua non de la bondad es su previsibilidad. De ahí que la bondad que irradia una cabeza pilosa produzca un aburrimiento infinito. Si a eso añadimos que, según un estudio científico de la universidad americana de Hastigs, Connetticut, el coeficiente máximo de inteligencia que puede alcanzar una cabeza pilosa es de 95, (normal raspado), podemos deducir, en puridad, que tener una cabeza repleta de pelo no es precisamente un regalo divino.
Los dioses, narcisistas por antonomasia, siempre han amado un espejo en quien reflejarse. Nada mejor que una cabeza desprovista de hirsuto pelo que les pueda servir como fiel reflejo de su divinidad. Por ello, en recompensa, colmaron a los cuerpos masculinos desprovistos de pelo en su parte superior, de todos los dones de los que la madre naturaleza se muestra generosa. Así le concedieron el don de la inteligencia suma y de la atracción irresistible. En cuanto a lo primero, es fácil percibirse de ello puesto que una cabeza depilada, con todos los poros de la piel abiertos, muestra una prodigiosa facilidad para el intercambio de ideas y pensamientos que pueden entrar y salir sin obstáculo alguno. Las cabezas rapadas son sumamente inteligentes debido al trasvase continuo, enriquecedor y retroalimentado o, dicho con otras palabras, sólo la inteligencia produce más inteligencia. Por otro lado cabe mencionar, aunque sólo sea de pasada, un estudio evolutivo de la universidad de Odessa relativo a las cabezas depiladas y su relación causal con la aparición de la inteligencia. Sin entrar en demasiadas complejidades, el estudio establece la hipótesis de un homínido lleno de pelo que se va desposeyendo de él a medida que se separa de su origen simiesco hasta desembocar en el Homo Rapatus u Homo Intelligens, desprovisto casi por completo o completamente de pelo en la cabeza como síntoma revelador de una inteligencia superior, los rusos la llaman “inteligencia abrasiva”.
Es esta inteligencia superior, en grado evolutivo máximo, la que contribuye a la mejora de la especie humana, puesto que ejerce sobre la hembra, codiciosa de procrear, un impulso irresistible que hunde sus raíces profundas e inconscientes en el deseo de la hembra por ser fecundada por los ejemplares más dotados de la especie. Deseo extensible a cualquier especie animal.
Es por ello que la atracción irresistible del macho inteligente sin pelo está íntima e indisolublemente unida a la morfología del pene o cabeza inferior que adquiere su representación fálica en la cabeza de arriba como promesa y trasunto de la cabeza de abajo. Esta misma morfología para las dos cabezas es lo que hace absolutamente demoledora la pulsión sexual de la hembra, que no se ve distraída en absoluto de la persecución del placer por una cabeza con pelo que la desvíe y desoriente… (Gramática del Cuerpo).