domingo, 18 de noviembre de 2007

TALAN DUJSHEBAEV Y MI SILLA DE RUEDAS. Surrealismo a go-go.

Y muchos direis ¿Y quien leches es? Y yo tampoco sabía quien era cuando lo conocí en el aeropuerto de Santander a mi regreso de un curso de verano en la Universidad Menendez Pelayo. Sería, creo, 1998 o 1999.

Resulta que facturo el billete, recojo mi tarjeta de embarque, me siento, me estiro, y al estirarme, un agudo dolor me recorre la pierna izquierda y me deja casi k.o. Se me había cogido un gemelo, y el andar me resultaba agónico. Y no había forma de que se relajase el jodío.

Aviso a los de la compañía aerea, Air Nostrum, al llegar al mostrador tras un eterno recorrido a la pata coja y la solución que me dan es una silla de ruedas para embarcar. Eso o que me lleven a un médico y perder el avión. De eso nada, me digo yo, silla que te crió.

Me lo tomé con filosofía y me dediqué a comprobar lo que podía hacer en la silla de ruedas, a aprender a manejarla y tal.

Estando sentado al lado de una familia veo que unas cuantas personas se levantan y se sacan fotos con un tipo con pinta de asiático. No me pude reprimir y de la conversación de la familia capto que es un tan "Talan Dusebayev", considerado como uno de los mejores jugadores de balonmano de la historia.

En aquel entonces era bastante mitómano, así que me acerqué y le pedí que nos sacásemos una foto con mi cámara. El hombre puso una cara muy rara, entre avergonzado y emocionado, y la mujer (un pedazo de rubia, por cierto) nos sacó un par de fotos.

Estuvo de lo más amable. Se despidió de mí con un par de palmadas en el hombro y antes de irse me dijo: "¡animo y para adelante!"

Luego me acordé de la silla se ruedas.

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