lunes, 16 de abril de 2007

LANZAROTE. A vueltas con Houellebecq.

Ayer hizo un día estupendo. Decidí irme solo a la playa, por la tarde, a tomar el sol y leer un poco. Me llevé Lanzarote, de Michel Houellebecq. Me lo cargué en la playa en un par de horas, como me hubiese cargado el dulce cuerpo de una jugadora de volley brasileña. Pero ella no estaba, y el libro sí. Es un libro corto, que se lee rápico, amargamente divertido.

Habla sobre los entornos, sobre la religión, sobre el sexo, sobre el vacío. Sobre lo que siempre habla Houellebecq para suerte mía. Hay personajes como Pam y Bárbara, lesbianas alemanas no exclusivas, o Rudi, un inspector de policia luxemburgués exiliado en Bruselas, o la secta de los azraelianos, que preparan la regeneración de la humanidad por los extraterrestres. Como siempre en este autor francés, muy recomendable.

La isla es una metáfora del hombre.

No hay comentarios: