sábado, 14 de abril de 2007

ESTOY DE VUELTA Y MUY GORDO.

Ufff, como pasa el tiempo, y yo sin escribir. Espero que no sean los signos de la próxima hibernación de este espacio mío. No. Tengo una vida muy ajetreada, y este ha sido uno de estos fin de semana. He estado en Málaga un par de noches en el hotel Don Curro, que no es nada del otro mundo.

El viernes salí de jaraba cervecera. Bailé un poco, menos de lo que me hubiese gustado, la verdad. Acabé con mis colegas en el Fraggle Rock charlando con un estudiante alemán, de nombre Jan, y su teutona compañera, llamada Bernardette. Evidentemente a Jan, por mí, se la podía picar un pollo sifilítico, pero la germana me parecio encantadora, (suspiro), guapa, elegante... Curiosidades de la vida, él había trabajado de ayudante de producción en Mein Führer. Die wirklich wahrste Wahrheit über Adolf Hitler. Al darme la vuelta, mis amigos se habían dado el piro, así que volví, sin valkiria, zigzageando a mi habitación. Dormí fatal.

Ayer comí en el restaurante Mesón Mariano. Nada del otro mundo. Ajoblanco estupendo, eso sí, con sus piñones y todo. Presa Ibérica, correcta, 14€. Pero no pagaba yo, así mejor. Todo sabe más rico. De beber, agua. De postre, una leche frita, a medias con un amiguete. Como tenía el estómago fatal, a causa creo de una soberbia fabada que me comí el día anterior, tuve que ver al señor Roca urgéntemente shiting my legs down. Y esa noche del viernes acabé en Archidona en un lugar llamado La Boheme. Pero bueno, de eso ya hablaré otro día. Noooo, malpensados, no he salido del armario.

El descubrimiento del día de hoy ha sido, sin duda, el desayuno de un bocadillo de salchichón con aceite. En un cutre-bareto malagueño con semi-terracita cuyo nombre no recuerdo. La ubicación sí, pero me la guardo, que es materia reservada. Delicioso bocado, ñam, ñam. Y pernicioso para mi hipercurvilinea anatomía.

He visto unos veinte cortos este fin de semana. He sido miembro de un jurado que ha repartido mucho dinerito y alegría entre los tiernos corazoncitos de los cortometrajistas andaluces. Creía que habría más sangre, pero hemos sido muy dialogantes y pacíficos. Nos han tratado muy bien (me refiero a los jurados, gracias Eduardo), ya os he dicho que comí en el Mesón Mariano, y vengo cargado de lujosos catálogos de arte y ejemplares de la revista Litoral. Estoy contento con el resultado de la experiencia. Pero hasta el 5 de mayo no puedo hablar.

Hoy he almorzado con unos amigos en un wok. Junto a la catedral. He comido algo más sano y light.. Pero vamos, que cualquier día descubren que en el aceite que usan hay huevas de liendre salvaje, o que el arroz también tiene anisakis. O que el anisakis engorda que es una barbaridad. Yo que sé. La cultura del miedo cotidiano es un coñazo.

La semana que viene ruedo otra secuencia de un corto de Lucas Gómez. Mi muerte. Uauh. No creo que sea de anorexia.

No hay comentarios: