sábado, 21 de abril de 2007

LA ENVIDIA ES SANA. En pequeñas dosis.


Sí, lo primero una foto del hotel, el Iberostar Suites Islantilla. Que creo que en el anterior post que me he quedado corto. Y luego una foto de las chicas que atienden el Spa. La que me hizo un hombre nuevo con sus terapéuticas manos es la de la derecha. Muy agradable. Hablando me recordaba a algún personaje de La Chaqueta Metálica. Me untó aceite y masajeó las manos, los pie, la cara, CASI todo...Y yo allí desnudito, apretando los dientes cuando me clavaba un nudillo en la planta del pie, y ella tapando y destapando estratégicamente cada palmo de mi dermis con una sabada blanca y suave.

Tocó un recipiente de esos que emiten una vibración muy relajante, me tapó lo ojos con unas esferas de tela...vamos, que se lo curró. Al terminar aquel placer sublime de sesenta minutos de amasamiento y torsión me dijo "mister, finish" y a continuación, "finito". Como me vio cara de gusto, al incorporarme hecho un flan en la camilla, se subió a ella de un salto y, agil cual gacela, se acuclilló tras de mí y volvió a masajearme brevemente cuello y hombros. Luego sonrió, junto las palmas de las manos a la altura de su mentón y se retiró de espaldas, dejando colgado en el aire un "thank you", antes de cerrar la puerta. Creo que tengo que viajar a Asia.

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