domingo, 2 de septiembre de 2007

ADIOS TIERRA FIRME. Tarde de cine en mi habitación.


Hoy he visto una pequeña joya, Adios Tierra Firme, de Otar Iosseliani. Una película francesa dirigida por un autor georgiano en 1999.

La sinopsis, copypasteada, dice: Nicolás de 19 años, es el hijo mayor de una familia rica gobernada por la madre, una temible mujer de negocios. Viven en una lujosa mansión de campo pero Nicolás, bebedor consumado como su padre, prefiere vagar por las calles de la ciudad trabajando en lo que sale. Sus colegas son los gamberros y vagabundos del barrio. Su vida es difícil pero alegre, hasta que un día acaba con los huesos en la cárcel. Cuando sale vuelve al barrio de la ciudad pero lo encuentra irreconocible por lo que decide volver a casa. Allí su padre acaba de marcharse, dejando solamente su tren eléctrico y una bodega bien surtida... y él, al fin y al cabo, es el primogénito.

No hace justicia a este delicioso film, taracea en el que la vida fluye, va y viene, en la que nada es todo y todo nada, en la que respirar es un bello capricho.

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