Bustos arrancados por el pueblo estonio en los días sucesivos a la consecución de su independencia. El humor local los ha situado en los sótanos del Museo de las Ocupaciones...frente a los cuartos de baño.
Ocupación parda y ocupación roja. Ambos bandos reclamaban liberar Estonia.
Un hombre ve pasar desde las alturas a los visitantes de la
Calle Pikk. ¿O será a los funcionarios de la embajada rusa? Algunos dicen que, celoso, vigila a su esposa.
Ante tanta historia, lo mejor es parar un momento, tomarse un capuccino y algún dulce.
Tomar así fuerzas para seguir disfrutando de Tallin.
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