viernes, 6 de febrero de 2009

EL CABALLERO DEL DRAGÓN ¿Odisea Gay?

Una de mis películas fetiche. La vi con ocho años y por segunda vez... ¡ayer! Aunque me digan algunos amigos que es mala, a mi me encanta. El caballero del Dragón, un Outlander a la española realizada en 1985, dirigida por Fernando Colomo y con un reparto estelar: Klaus Kinski, Fernando Rey, Harvey Keitel, Maria Lamor y, en el papel del extraterrestre ¡Miguel Bosé! El David Bowie ibérico.

Sinopsis: Lampiño investigador extraterrestre telépata (Bosé) llega a la Tierra y se enamora de cándida princesa humana (Lamor) al tiempo que mantiene una homoerótica relación con maduro alquimista (Kinski). Aspirante coñazo a caballero (Keitel), apoyado por histérico sacerdote (Rey) deciden entrometerse en los amoríos de la princesa para hacerse con la mitad del reino.

Aunque haya envejecido mal, la película tiene su punto curioso, es muy entrañable y entretenida. Como diría Barragán "es pa los niños". Para los niños que éramos entonces.


ADVERTENCIA: ANÁLISIS DEL MENSAJE HOMOERÓTICO.


Aunque claro, al verla ahora, se nota una evidentísima pulsión entre los personajes del alquimista y el astronauta. Kinski y Bosé...mucho morbo.

La trama de la película se podría resumir en la salida del armario de un "alienígena"(sic). Ix/Bosé llega a la Tierra para "experimentar" y conoce a una chica, joven princesa, pero en realidad lo que le seduce es el intercambio de conocimientos (plasmado en el film a través del intercambio de fluídos, alquímicos, sí, pero fluídos) con el maduro, sabio y ambiguo alquimista Kinski.

Son dos tipos carpetovetonicamente viriles (uno de ellos, representante de la iglesia, y por lo tanto, del canon preestablecido heterosexual) los que se interponen en esta primera salida de la nave/armario secuestrando al objeto de deseo de Ix/Bosé: El alquimista/Kinski.

De hecho, Bosé, que se encuentra "confuso" al haberse llevado a la princesa (que se muestra una pérfida manipuladora) a su "nave", la libera a la primera de cambio para asombro de Keitel y Rey, ante la amenaza de la ejecución de su "amigo" el químico. Y es que Ix no se aclara, pero se va dando cuenta de lo que le gusta.

Hay que señalar que, a lo largo del film, la princesa nunca mantiene contacto sexual con el alien, y atención a la frase promocional de la película: "ello se aman, pero sus atmosferas se oponen".

El extraterrestre, todavía perturbado con su sexualidad, mantiene un fálico duelo a caballo y con "lanza"con Keitel, en el que es derrotado pero en el que también pierde su armadura. Eso, de alguna manera, va a liberarle, queridos/as lectores/as de sus tribulaciones sexuales, pero para ello, como en tantos y tantos cuentos, para crecer tendrá que morir antes.

Ix fallece, asfixiado por el aire homofóbico de nuestro planeta y gracias solo al "fluido mágico" que bebe de manos de su alquimista/amante, es capaz de despertar su nuevo yo, finalizando el proceso de autoaceptación. De hecho, abraza por primera y única vez a la princesa, pero lo que está abrazando es su yo-femenino.

Encima, a Ix/Bosé, le aparece un aura brillante y morada alrededor de la cabeza en plan Santo Andrógino, que no es otra cosa que la marca del gay.

Vuelven todos al castillo, donde el rey le concede a Ix/Bosé la mano de su hija y la mitad del reino, aunque por la miradita de Kinski, sabemos muy bien quien se va a pasar a quien por la piedra (filosofal). Moraleja: si no sales ya, saldrás pelleja.

¿Que queríais, que se fuesen al Parade de Berlín? ¡Que es el medievo, coñe!


5 comentarios:

Stultifer dijo...

¡Qué valor!

Jaime Noguera dijo...

Defina usted "valor"

Stultifer dijo...

La génesis del valor humano se desprende del vocablo latín aestimable que le da significación etimológica al término primeramente sin significación filosófica. Pero con el proceso de generalización del pensamiento humano, que tiene lugar en los principales países de Europa, adquiere su interpretación filosófica. Aunque es solo en el siglo XX cuando comienza a utilizarse el término axiología (del griego axia, valor y logos, estudio).

En los tiempos antiguos los problemas axiológicos interesaron a los filósofos, por ejemplo: desde Sócrates eran objetos de análisis conceptos tales como "la belleza", "el bien", "el mal".

Los estoicos se preocuparon por explicarse la existencia y contenido de los valores, a partir de las preferencias en la esfera ética y en estrecha relación, por tanto, con las selecciones morales, hablaban de valores como dignidad, virtud..

Los valores fueron del interés además de representantes de la filosofía como Platón para el cual valor "es lo que da la verdad a los objetos cognoscibles, la luz y belleza a las cosas, etc., en una palabra es la fuente de todo ser en el hombre y fuera de él".

A su vez Aristóteles abordó en su obra el tema de la moral y las concepciones del valor que tienen los bienes.

En el Modernismo resurge la concepción subjetiva de los valores, retomando algunas tesis aristotélicas. Hobbes en esta etapa expresó: "lo que de algún modo es objeto de apetito o deseo humano es lo que se llama bueno. Y el objeto de su odio y aversión, malo; y de su desprecio, lo vil y lo indigno. Pero estas palabras de bueno, malo y despreciable siempre se usan en relación con la persona que los utiliza. No son siempre una regla de bien, si no tomada de la naturaleza de los objetos mismos".

Hasta este momento de la historia de los valores y luego en la axiología burguesa, que se analizará seguidamente, se expresa el significado externo de los objetos para el hombre, se hace un análisis idealista subjetivo, y desde este punto de vista los valores se fetichizan o se reducen a propiedades naturales.

En la segunda mitad del siglo XIX, con la agudización de las contradicciones propias de la sociedad capitalista, es cuando el estudio de los valores ocupó un lugar propio e independiente en la filosofía burguesa convirtiéndose en una de sus partes integrantes.

Los filósofos burgueses aumentaron su interés por los problemas axiológicos. Lo cual estuvo dado por las condiciones concretas de esa nueva sociedad, que conducían a sus ideólogos a justificar el ficticio sistema de valores de la burguesía. Así se aprecia que la necesidad del estudio de los valores ha existido siempre a través de las diferentes etapas históricas, aunque respondiendo a los intereses de clases y a las condiciones concretas existentes.

Max Scheler fue el filósofo burgués que más abordó el tema en esta etapa. Para él los valores son cualidades de orden especial que descansan en sí mismos y se justifican por su contenido. El sentimiento de valor es una capacidad que tiene el hombre para captar los valores. Para Scheler: "el hombre es hombre porque tiene sentimiento de valor".

En igual marco histórico se desarrollaron los clásicos del marxismo, pero no se detuvieron en el análisis de los valores, no los analizaron de forma independiente, aunque sí crearon las bases para una solución científica de este problema. Entre algunas de ellas se encuentran: un profundo análisis crítico de todo el sistema de valores de la sociedad capitalista, que sirve de fundamento para el reconocimiento de los verdaderos valores de la humanidad. El estudio del papel del factor subjetivo para el desarrollo social, esta es la base para comprender el significado de la valoración. En la teoría marxista del capital se analizan los valores económicos. La doctrina leninista acerca de la coincidencia de los valores subjetivos de clase del proletariado con las necesidades objetivas del desarrollo social. También los postulados acerca de la posibilidad de diferentes valoraciones de determinados fenómenos en dependencia de la pertenencia de clase del sujeto valorante. Estos señalamientos y postulados constituyen una guía o fundamento metodológico para la teoría marxista general de los valores.

A fines del siglo XIX y principios del XX con estos aportes del marxismo se comienza a abordar el concepto de valor sobre la base de la relación sujeto-objeto, de la correlación entre lo material y lo ideal. De ahí que la filosofía marxista leninista establezca el análisis objetivo de los valores, a partir del principio del "determinismo aplicado a la vida social, donde se gesta el valor y las dimensiones valorativas de la realidad", es decir, esa capacidad que poseen los objetos y fenómenos de la realidad objetiva de satisfacer alguna necesidad humana.

Precisamente de estas tesis parten todos los filósofos marxistas de la contemporaneidad. En especial los filósofos cubanos que según la literatura consultada, a partir de los últimos años de la década del ochenta, tienen un pensamiento axiológico de corte marxista.

Los valores surgen en la relación práctico - objetal y no en el simple conocimiento de las cosas por el hombre. Son el resultado de la actividad práctico del hombre.

Aunque las necesidades del hombre desempeñan un papel importante en el surgimiento de los valores, no implica que la actividad subjetiva haga que los valores sean también subjetivos pues están determinados por la sociedad y no por un individuo aislado.

En valor también pueden convertirse determinadas formaciones espirituales las ideas, las teorías. Pero aún estos fenómenos espirituales siendo subjetivos por su existencia, sólo se convierten en valor en la medida en que se correspondan con las tendencias del desarrollo social.

De tal forma los valores no existen fuera de las relaciones sociales, de la sociedad y el hombre. El valor es un concepto que por un lado expresa las necesidades cambiantes del hombre y por otro fija la significación positiva de los fenómenos naturales y sociales para la existencia y desarrollo de la sociedad.

De acuerdo con este análisis que hiciera el filósofo cubano José Ramón Fabelo en su tesis de doctorado, se considera que los valores son objetivos, pues expresan las necesidades objetivas de la sociedad, expresión de las tendencias reales del desarrollo social, un resultado de la necesidad histórica.

A fines de los ochenta igualmente otra autora Zaira Rodríguez aborda los valores con una diferenciación entre los valores de las cosas (valores objetivos) y valores de la conciencia (valores subjetivos).

También existe el Chocolate VALOR.

Jaime Noguera dijo...

Lo mejor ha sido lo del chocolate.

Ahora...¿te gustó mi post de hoy o no?

Stultifer dijo...

Si, me gustó porque no contaste el final de la peli.