
Está pegadito a una parte del Malecón, en el Vedado, a 20 kilómetros de la playa de Santa María del Mar y cerca de la Plaza de la Revolución, que me quedé por ver en mi anterior viaje a Cuba. Esta vez no me lo pierdo, que igual cualquier día le cambian el nombre.

Viajo a una isla que es diferente a la que ya conocí. Sus habitantes ahora pueden comprar teléfonos móviles y pagar una habitación en un hotel, aunque el precio de la noche sea el equivalente a seis meses de su sueldo.
2 comentarios:
Umm. Como guía turístico eres genial. Pero eso de CINE POBRE con ese tipo de hoteles... como que es dificil de creer. Pobre se queda el que paga la factura.
jajajaja! q bueno!
jop... y yo no podré ir... ten cuidao con las cubanas que no me fio de ellas ni un pelo.
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