Sherlock Holmes (Robert Downing Jr.) se encuentra deprimido porque su amante, Watson (Judd Law), ha decidido rendirse a la estricta moral victoriana amañanando una boda de conveniencia con una conveniente institutriz, viuda y rica.
La Holmes está tan triste que se dedica a sobarse a puñetazos en lucha libre en el equivalente del London victoriano a Chueca o La Nogalera.
La Holmes está tan triste que se dedica a sobarse a puñetazos en lucha libre en el equivalente del London victoriano a Chueca o La Nogalera.
Watson, preocupado por la salud de su ex-amante, intenta apoyarle moralmente. Holmes le rechaza, celoso, y se se busca un rollo con un antiguo desliz criminal con vagina. Y es que no le perdona a Watson que se ponga su uniforme favorito en la intentona de cena civilizada de presentación de la mariliendre. Se pone tan loca que acaba con un vaso de vino por encima.
Entre esta historia de ruptura e intento de reconquista, un mago con más pluma que la corona de Norma Duval se dedica a hacer jueguecitos de química con la idea de reconquistar los EEUU (osea, go west, que dirían los Pet Shop Boys) e implantar un Nuevo Orden Mundial de tufillo hitleriano. Imaginamos que con capital en San Francisco.
¿Conseguirá Holmes meter otra vez a Watson en vereda? ¿Se casará o no? ¿Tendrá Holmes que vender el piso de Baker Street y buscarse algo por Torremolinos? ¿Se liará con el gigante francés? ¿Será Moriarty la auténtica reina del carnaval?
¿Conseguirá Holmes meter otra vez a Watson en vereda? ¿Se casará o no? ¿Tendrá Holmes que vender el piso de Baker Street y buscarse algo por Torremolinos? ¿Se liará con el gigante francés? ¿Será Moriarty la auténtica reina del carnaval?
2 comentarios:
Y la película no acaba con un beso de los protagonistas pues porque Dior no quiere.
Pues por ahí andan diciendo que Moriarty es Brad Pitt, no te digo más...
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