Ayer vi Body of Lies. Sinópsis: Roger Ferris (Leonardo DiCaprio) es el mejor agente de campo del que dispone el Servicio de Inteligencia de los Estados Unidos en lugares donde una vida humana vale tanto como la información que puede proporcionarte.
En diferentes operaciones que le llevan por todo el mundo, la vida de Ferris depende a menudo de la voz que escucha al otro lado de una línea de teléfono segura, el veterano de la CIA Ed Hoffman (Russell Crowe).
Mientras diseña estrategias desde un portátil en un barrio residencial de las afueras de la urbe, Hoffman sigue la pista de un líder terrorista emergente que ha organizado una campaña de atentados, eludiendo a la más sofisticada red de inteligencia del mundo.
Para sacar a la luz al terrorista, Ferris tendrá que penetrar en su turbio universo, pero cuanto más se acerque a su objetivo, más consciente será de que la confianza es un bien peligroso y al mismo tiempo lo único que puede sacarle de allí vivo.
Dirigida por Ridley Scott, el film supura propaganda yanqui a la vez que juega a dar caña a la CIA y a los servicios de países aliados como Jordania.
Una película a la antigua usanza en la que todo el mundo (iraquíes, jordanos, etc) habla inglés mejor que Muzzy, aunque lo más marciano es una escena en la que Di Caprio se liga a una enfermera jordana que se queda con él (¡a solas!) en el dispensario... mientras el médico sale a fumarse un porro, digo yo.
En diferentes operaciones que le llevan por todo el mundo, la vida de Ferris depende a menudo de la voz que escucha al otro lado de una línea de teléfono segura, el veterano de la CIA Ed Hoffman (Russell Crowe).
Mientras diseña estrategias desde un portátil en un barrio residencial de las afueras de la urbe, Hoffman sigue la pista de un líder terrorista emergente que ha organizado una campaña de atentados, eludiendo a la más sofisticada red de inteligencia del mundo.
Para sacar a la luz al terrorista, Ferris tendrá que penetrar en su turbio universo, pero cuanto más se acerque a su objetivo, más consciente será de que la confianza es un bien peligroso y al mismo tiempo lo único que puede sacarle de allí vivo.
Dirigida por Ridley Scott, el film supura propaganda yanqui a la vez que juega a dar caña a la CIA y a los servicios de países aliados como Jordania.
Una película a la antigua usanza en la que todo el mundo (iraquíes, jordanos, etc) habla inglés mejor que Muzzy, aunque lo más marciano es una escena en la que Di Caprio se liga a una enfermera jordana que se queda con él (¡a solas!) en el dispensario... mientras el médico sale a fumarse un porro, digo yo.
2 comentarios:
Y seguro que al final la enfermera y Di Caprio se van en un barco que se hunde. Como si lo viera.
Bien la pelicula. Bien la crítica que tu haces y las que han hecho sobre la película. Conclusión: el mundo es una mentira que se basa en la supervivencia de uno mismo.
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