domingo, 16 de marzo de 2008

PARQUE NATURAL TAYRONA. Dos días en el paraiso.

Por fín, después de enchufarme en vena todas las vacunas habidas y por haber acabé visitando un sitio donde al menos alguna de ellas era recomendable.

Hoy llegamos del Parque Tayrona, una impresionante reserva natual habitada por los indios aruacos y los koguis, aunque también por algunos turistas argentinos e israelíes. Afortunadamente, llegamos en temporada baja.

Tuvimos que caminar una hora y media por terrero rocoso, pasos de asémilas, etc, escoltados por tucanes, monos titi, ardillas y mosquitos de todos los colores y tamaños.

Laura, la jóven prima soltera de Lucía, nos hizo de guía, aunque se perdió un par de veces, jajaja. En medio de aquel Jurassic Park, nos acompañó un perro al que bautizamos como Juancho, y que no aparece en la foto. Creo que se lo comió el Tiranosaurio.

Primera parada: Arrecife. El día estuvo agradablemente nublado, así que la mezcla de repelente contra insectos, protección solar y sudor no fue lo desagradablemente pegajosa que preveíamos. No obstante, hacía calor, y en esta playa no era conveniente bañarse. Llevan 200 ahogados.

Camino a La Piscina, una playa protegida por arrecifes de coral. Entre playa y playa nos internábamos en la foresta colombiana. Había tantos sitios hermosos que me quedé en ocasiones paralizado, al comprender que ninguna foto les haría justicia.

Descansito en La Piscina camino de Cabo San Juan, donde esperábamos pillar hamaca para la noche. Aquí si que nos bañamos un buen rato. El agua, aunque no se aprecia, era cristalina.

En Cabo San Juan nos sentimos como los protas de Lost o los concursantes de Supervivientes. Comimos allí carne al carbón y a la plancha y decidimos dormir en el primer lugar que habíamos visto en Arrecife, pues tenían mosquiteras en las hamacas, algo muy importante en las noches del Parque Tayrona.

Dormimos en un lugar estupendo. Una construcción de madera y fibra de coco. Estábamos a cubierto. El baño era de lujo. Eso sí, durante la noche oía a simpáticas cucarachas del tamaño de mi puño chocar contra la tela mosquitera y caer al suelo con un ruido sordo.

Tuve que ir al baño a oscuras (se fue la luz en todo el centro de acampada), me mordió la planta del pie una hormiga roja y tuve que volver a mi hamaca a tientas, así que creo que le metí mano a medio parque.

La imagen que veis corresponde al momento del pago de la factura con tarjeta de crédito. Como no había cobertura tuve que subir a esa roca con la chica de recepción a marcar el pin. ¡¡¡Lo prometo, no es broma!!!

En plan Indiana Jones, esta mañana en el camino de vuelta. Lo que cuelga del arbol en la derecha de la foto es un nido de termitas. Hoy hemos tenido que caminar menos, pero hacía más calor, o eso parecía.

Estos días están sin duda ha sido lo mejor del viaje...o no. Y es que, hasta ahora, y toco madera, todo ha ido como la seda, sin ningún contratiempo. Estoy feliz y pasándolo cheverísimo.

Amigo, amiga, ¿quiere un consejo? ¡Visite Colombia!

3 comentarios:

Stultifer dijo...

Jaime, amor. Te echaba de menos. Que bien que sigues bien. Yo también y de vacaciones por la Costa del Sol. ¿Conoces la zona? Seguro que vienes pronto. Saludos

Jaime Noguera dijo...

De vacaciones por la Costa del Sol? Que envidia! Me han dicho que està muy bien.

Yo aquì, pasandolo muy duro como veràs en las fotos. Selva pa bajo selva parriba.

Saludos de los dos. O de los cuatro y medio, que a este paso.

Por cierto, te voy a llevar besos de novia.

Southmac dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.