Anoche me pasé más de tres horas tirado en una toalla en la playa tratando de ver a las jodías Perseidas. Mi amigo C. me había invitado a contemplarlas con él y, como no dudo de su orientación sexual ni de sus intenciones hacia mí (vamos, que siempre me ha respetado), pues acepté la cita esperando que eso de "ver las estrellas" no fuese con segundas.
Y verlas las ví, pero como cinco en todo ese tiempo. ¡Una cada 36 minutos! La verdad es que de esas cinco dos o tres de las estrellas fugaces fueron espectaculares, auténticas espadas flamígeras en la oscuridad, pero esperaba más.
Hubo un momento determinado en que dije "no puedorl, me voy" y a continuación y en voz alta hago la cuenta atrás: "cinco, cuatro, tres..." y floash! Una de las buenas.
Luego nos fuimos a un chiringo a tomarnos un gin-tonic, a ver niñas guapas y a pasar de las Perseidas.
Y verlas las ví, pero como cinco en todo ese tiempo. ¡Una cada 36 minutos! La verdad es que de esas cinco dos o tres de las estrellas fugaces fueron espectaculares, auténticas espadas flamígeras en la oscuridad, pero esperaba más.
Hubo un momento determinado en que dije "no puedorl, me voy" y a continuación y en voz alta hago la cuenta atrás: "cinco, cuatro, tres..." y floash! Una de las buenas.
Luego nos fuimos a un chiringo a tomarnos un gin-tonic, a ver niñas guapas y a pasar de las Perseidas.
4 comentarios:
Eso de ver estrellas fugaces es inútil a menos que te vayas a mitad del campo, muy lejos de cualquier ciudad medianamente grande. Yo lo doy por misión imposible dentro de la provincia de Málaga. Creo que haberse tomado el cubata antes y luego potar en la playa hubiera sido un plan más interesante.
Ni una. Ni una maldita estrella fugaz. Creo que son leyendas urbanas.
Hay que irse a un lugar aislado o a lo alto de la montaña. En medio de una ciudad es imposible ver nada a causa de la contaminación lumínica.
Yo tampoco las pude ver, pero eso me pasa por vivir en un sitio turístico, que la noche a penas se aprecia.
Saludos!
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