Ayer vi una locura absoluta de película. Crank: High Voltage, secuela de Crank dirigida por los papis de la primera parte, Mark Neveldine y Brian Taylor.
Chev Chelios (Jason Statham) cae de un helicóptero durante los momentos finales de la primera película. Inmediatamente después de su caída, medio reventado en el suelo, es recogido de la calle con una pala de nieve por un grupo de médicos chinos y trasladado a una sala de operaciones clandestina, donde le retiran el corazón.
Chev Chelios (Jason Statham) cae de un helicóptero durante los momentos finales de la primera película. Inmediatamente después de su caída, medio reventado en el suelo, es recogido de la calle con una pala de nieve por un grupo de médicos chinos y trasladado a una sala de operaciones clandestina, donde le retiran el corazón.
Le colocan un corazón artificial, con la idea de mantener el resto de órganos sanos para extraerlos más tarde, pero Chelios está vivo y muy (muy) cabreado, se lía a hostias y se carga a todo quisqui para luego escapar en busca de su corazón partío.
La batería se le acaba y Chelios tiene que ir cargando su corazón de electricidad a cada momento mientras descubre quien es el cabronazo que se ha quedado con el suyo. Todo vale: la batería de un coche, los cables de la luz o, cuando no queda otra, el frotamiento. Por aquello de la estática.
La película es trepidante, fantasmona, friki a más no poder, con apariciones y cameos estelares como el de las estrellas del porno Jenna Haze,Nick Manning, Ron Jeremy y Lexington Steele, la ex-Spice girl Geri Halliwel el fundador de la Troma, Lloyd Kaufman y hasta el vocalista de Linkin Park Chester Bennington.
1 comentario:
Grábamela, que ésta es de las que me gustan, aunque me cuentes el final.
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