Una conocida de Kairi, casada con un noruego de origen africano, pasó por el apartamento para intentar vendernos una de esas máquinas de café en capsulas que luego tienes que comprar a la misma compañía.
Ahora mismo, lo que menos necesitamos en nuestro pequeño hogar es un engendro diabólico que ocupa el mismo espacio que un microondas, por mucho que haga (como ella dejó claro) "16 tipos de café distintos". Me dieron ganas de decirle a la chica que para qué cojones quería yo todas esas variedades si solo tomo uno: "con leche, corto de café y templado". Me sobraban quince tipos de café.
El afro-noruego es bajo, gordo y feo, pero es majo, trabaja en la Cruz Roja noruega y me quiso dar palique para engrasarme y meterme la máquina de café de su pareja por los ojos o por donde pudiese.
Para escurrirme de la cera que me estaba dando el señor este, encendí la televisión y me encontré, casualidades de la vida, con la dantesca escena del atentado en Oslo.
Las imágenes se repetían en bucle una y otra vez en la BBC, CNN y en el canal de noticias ruso. Las mismas personas corriendo, la misma señora herida, y las mismas declaraciones sobre la posibilidad de la implicación de Al Qaeda en el ataque. Los analistas hablaban sobre la participación de tropas noruegas en Afganistán y patatín y patatán.
La pareja, impactada por la noticia, se fue sin vendernos el mastrote cafetero Conseguí así escapar del segundo café que la chica me quería hacer beber. Sería el tercero del día, pues me había tomado uno hecho por moi delante de sus narices para que no me hiciesen probar el de la máquina, aunque al final me hizo pasar por el aro.
Pasados los minutos, los periodistas informaron de que se estaba produciendo un tiroteo en una isla cercana a Oslo. Bueno, un tiroteo...solo disparaba uno.
Enseguida saltó algún listo a decir que se trataba de una copia de los atentados de la India de 2008.
Dos cosas me hiceron pensar que no era eso lo que estaba ocurriendo.
1- Se hablaba de un tirador. En la India fueron 10 los atacantes. Estaba claro que no se trataba de un comando
2- El objetivo: Un grupo de jóvenes con intereses políticos que se reunen en una isla para debates ideológicos no es el objetivo preferido de un comando salafista.
Lo primero que pensé fue "ya está, los islamistas han colocado una bomba en el centro de Oslo, y a un tío de ultraderecha se le ha ido la pinza y se ha decidido a atacar al partido en el gobierno matando a sus alevines".
Lo que nunca imaginé es que un lobo solitario fuese el ejecutor de ambos crímenes.
Hace unos días escribí a una "ex" noruega mía, militante del partido laborista, para ver si estaba bien. Lo está. Tocada sicológicamente como todos los noruegos, que ven que en su paraiso eco-petro-social tambien hay ángeles caídos, como ese trozo de mierda radical que no se atrevió a meterse en una mezquita wahabita a pegar tiros a adultos, pero sí a matar adolescentes idealistas en su retiro de verano .
Ahora mismo, lo que menos necesitamos en nuestro pequeño hogar es un engendro diabólico que ocupa el mismo espacio que un microondas, por mucho que haga (como ella dejó claro) "16 tipos de café distintos". Me dieron ganas de decirle a la chica que para qué cojones quería yo todas esas variedades si solo tomo uno: "con leche, corto de café y templado". Me sobraban quince tipos de café.
El afro-noruego es bajo, gordo y feo, pero es majo, trabaja en la Cruz Roja noruega y me quiso dar palique para engrasarme y meterme la máquina de café de su pareja por los ojos o por donde pudiese.
Para escurrirme de la cera que me estaba dando el señor este, encendí la televisión y me encontré, casualidades de la vida, con la dantesca escena del atentado en Oslo.
Las imágenes se repetían en bucle una y otra vez en la BBC, CNN y en el canal de noticias ruso. Las mismas personas corriendo, la misma señora herida, y las mismas declaraciones sobre la posibilidad de la implicación de Al Qaeda en el ataque. Los analistas hablaban sobre la participación de tropas noruegas en Afganistán y patatín y patatán.
La pareja, impactada por la noticia, se fue sin vendernos el mastrote cafetero Conseguí así escapar del segundo café que la chica me quería hacer beber. Sería el tercero del día, pues me había tomado uno hecho por moi delante de sus narices para que no me hiciesen probar el de la máquina, aunque al final me hizo pasar por el aro.
Pasados los minutos, los periodistas informaron de que se estaba produciendo un tiroteo en una isla cercana a Oslo. Bueno, un tiroteo...solo disparaba uno.
Enseguida saltó algún listo a decir que se trataba de una copia de los atentados de la India de 2008.
Dos cosas me hiceron pensar que no era eso lo que estaba ocurriendo.
1- Se hablaba de un tirador. En la India fueron 10 los atacantes. Estaba claro que no se trataba de un comando
2- El objetivo: Un grupo de jóvenes con intereses políticos que se reunen en una isla para debates ideológicos no es el objetivo preferido de un comando salafista.
Lo primero que pensé fue "ya está, los islamistas han colocado una bomba en el centro de Oslo, y a un tío de ultraderecha se le ha ido la pinza y se ha decidido a atacar al partido en el gobierno matando a sus alevines".
Lo que nunca imaginé es que un lobo solitario fuese el ejecutor de ambos crímenes.
Hace unos días escribí a una "ex" noruega mía, militante del partido laborista, para ver si estaba bien. Lo está. Tocada sicológicamente como todos los noruegos, que ven que en su paraiso eco-petro-social tambien hay ángeles caídos, como ese trozo de mierda radical que no se atrevió a meterse en una mezquita wahabita a pegar tiros a adultos, pero sí a matar adolescentes idealistas en su retiro de verano .
Por cierto, tiene mandanga que algunos medios españoles hayan colgado el famoso manifiesto de 1550 páginas del asesino en formato pdf en sus webs. Vamos, eso es publicar libros online y lo demás es tontería. ¿Qué va a ser lo próximo? ¿Mein Kampf? No le den ideas a escritores nazis frustrados de con baja autoestima, por favor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario