jueves, 12 de junio de 2008

LÁCTEOS


Me gustan las vacas. Son animales simpáticos. Incluso me gusta su olor. Estas son de un campo dirección Dinamarca. Las encontramos allí tan tranquilas pastando.

Recuerdo cuando en Eslovaquia un compañero japonés del campo de trabajo, Takumi, vio su primera vaca. Era de una gran ciudad y flipó en colores, se emocionó y se fue corriendo y gritando hacia la noble bestia. Le sacamos como diez fotos, a petición suya. Lloraba de la emoción.

Me gustan las vacas por los productos que proporcionan y que luego no nos llegan cuando hay huelga de trasportistas. El queso, la cuajada, los yogures, la leche. ¡Qué placer nos proporcionan, a través de sus ubres, esos seres de raza distinta a la nuestra!.

Vacas sagradas, vacas flacas, vacaburras, vacas que vuelan, vacas que ríen, las vacas del pueblo que se han escapao (riau riau)... Las vacas forman parte de nuestro yo crepuscular.

2 comentarios:

Stultifer dijo...

La vaca, la vaca... yo tenía una vaca... Ah, No. Eso era la cabra, que también tiene ubres sin sujetador.

mpv dijo...

Te veo muy preocupado por las ubres y la leche. Pero vamos, tu devoción ha conseguido emocionarme. ¡Quiero hacerme una foto con una vaca!