Decidí encender el teléfono móvil para ver si funcionaba en Cuba. Rapidamente se llenó de tintineantes mensajes. Uno de ellos escondía una puñalada de dolor que me desgarró de arriba a abajo, dejándome callado, de pie, sin moverme, un rato en el que perdí el sentido del tiempo.
Me metí en la cama y opté por no almorzar. Tu imagen me asaltaba una y otra vez. Me parecía estar viviendo una pesadilla, aquello no era real, pensé. Era la primera fase, la de no aceptación. Pensé en lo tuyos, pensé en que no podría acompañarlos, que no podría rendirte mi último homenaje. He pensado en tantas cosas que ya nunca podré...
Lo primero que me sorprendió al conocerte fue tu simpatía y desprendimiento, y sonará a tópico. Sí, es una mariconada, ya lo se. Si había para mí una cualidad que te definiese era la generosidad. Y por supuesto, la alegría.
No me quiero extender más, pues me duele el pecho y la garganta. De todas formas, mis palabras serán siempre una triste sombra de lo que él ha sido.
Me ayudaste mucho en momentos difíciles, cuando mi primera novia, con la que estuve casi seis años, me dejó. Me ayudaste a superarlo sacándome por las noches. Me convertí, según tu familia, que me acogió como a otro más, en "el querío".
Contigo viví una de las anécdotas más surrealistas e hilarantes de mi vida, acontecida en una carretera Málaga-Madrid. Y luego los dos nos encargamos de propagarla en cenas y rodajes durante años, a pesar de su aspecto cinematográfico. ¿Verdad?
Amigo, quiero que sepas que me repuse de la parálisis que me provocó la noticia de tu partida y que aquella misma noche me fuí a dos cuadras de mi hotel habanero, a casa de unos amigos cubanos, con un director de cine alemán. Estábamos invitados a cenar y después hubo baile. Bebimos cerveza y acabé bailando medio piripi en la acera de aquel barrio dejado de la mano de Dios, el Get Up Stand Up de Bob Marley. Y que cuando lo hacía mirando el cielo, lo hacía pensando en tí.
Espero llegar a ser solo la mitad de lo buena persona que tú has sido, la mitad de lo buen amigo, de lo buen padre, de lo buen profesional que has sido.
Me levanto y te aplaudo. Bravo, amigo.
Me metí en la cama y opté por no almorzar. Tu imagen me asaltaba una y otra vez. Me parecía estar viviendo una pesadilla, aquello no era real, pensé. Era la primera fase, la de no aceptación. Pensé en lo tuyos, pensé en que no podría acompañarlos, que no podría rendirte mi último homenaje. He pensado en tantas cosas que ya nunca podré...
Lo primero que me sorprendió al conocerte fue tu simpatía y desprendimiento, y sonará a tópico. Sí, es una mariconada, ya lo se. Si había para mí una cualidad que te definiese era la generosidad. Y por supuesto, la alegría.
No me quiero extender más, pues me duele el pecho y la garganta. De todas formas, mis palabras serán siempre una triste sombra de lo que él ha sido.
Me ayudaste mucho en momentos difíciles, cuando mi primera novia, con la que estuve casi seis años, me dejó. Me ayudaste a superarlo sacándome por las noches. Me convertí, según tu familia, que me acogió como a otro más, en "el querío".
Contigo viví una de las anécdotas más surrealistas e hilarantes de mi vida, acontecida en una carretera Málaga-Madrid. Y luego los dos nos encargamos de propagarla en cenas y rodajes durante años, a pesar de su aspecto cinematográfico. ¿Verdad?
Amigo, quiero que sepas que me repuse de la parálisis que me provocó la noticia de tu partida y que aquella misma noche me fuí a dos cuadras de mi hotel habanero, a casa de unos amigos cubanos, con un director de cine alemán. Estábamos invitados a cenar y después hubo baile. Bebimos cerveza y acabé bailando medio piripi en la acera de aquel barrio dejado de la mano de Dios, el Get Up Stand Up de Bob Marley. Y que cuando lo hacía mirando el cielo, lo hacía pensando en tí.
Espero llegar a ser solo la mitad de lo buena persona que tú has sido, la mitad de lo buen amigo, de lo buen padre, de lo buen profesional que has sido.
Me levanto y te aplaudo. Bravo, amigo.
2 comentarios:
Déjame que aplauda contigo.
me acabo de enterar leyendo tu blog, no entendí tu sms, me uno al aplauso, los angeles brillarán ahora mas bajo el pincel de nuestro amigo.
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