jueves, 3 de abril de 2008

REFLEXIONES DEPORTIVAS

Ayer quedé, a salto de mata, con un amigo y su amigo para echar unas canastas de baloncesto junto a mi casa. Y es que cuando me llamaron estaba con ganas de mover la grasa un poco.

Uno de ellos jugó la mitad del partido con una mano, fumándose un pitillo con la otra. Si lanzamos 500 canastas en total, metimos 15. La debacle. Así, en ropa deportiva, envalentonados, fuimos a tomarnos una cerveza a un bar cercano y (a pesar de ser cercano) cogimos el coche para ir hasta allá.

Después fuimos a Málaga a recoger a otro amigo, y desde allí al al Plaza Mayor a lo típico, lo que hacen los españoles con más asiduidad: "tomar algo." Ellos se hincharon de montaditos de lomo, sobrasada, queso ibérico... Yo me comí una hamburguesa de pollo, por aquello de que el pollo no tiene grasa.

Acabamos en el desértico Puerto Marina de un miércoles noche a seguir la jocosa tertulia. Los que habían venido a jugar conmigo, en pantalón corto pasando más frío que recogiendo rábanos. Yo, con una chaquetilla Nike con la cremallera rota y que el perro usa de manta, osea que estaba todita llena de pelos. Y es que al cogerla, con las prisas de que me esperaban fuera en el coche, no reparé en ellos.

Me dejaron en la puerta de mi casa a las once y media más o menos.

El deporte es patético.

3 comentarios:

Stultifer dijo...

Imagino que al llegar a casa cenarías algo...

Jaime Noguera dijo...

Pues no! Me cuido la linea. La curva, que es la que hay.

Lucía dijo...

eso mi amor... te tienes que cuidar...

por cierto... vaya foto, a ver si haces selección la próxima vez :P