jueves, 15 de mayo de 2008

...Y ENTONCES LLEGÓ ELLA.

Sí...hoy, de madrugada llegó ella como si nunca se hubiese marchado, pese al inmedianto "efecto llenado" de mis válvulas cardíacas y un escalofrío que sentí nada más verla andar hacia mí con su deje desgarbado, su cabeza ligeramente inclinada hacia un lado, dos esmeraldas que me miraban y su preciosa sonrisa.

Ni MacArthur había vuelto tan bien. Yo, por lo pronto, me rendí.


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