Los testigos, él y ella, que no están nada mal, en el castillo del Bil Bil (Benalmádena) Eran las 18:30 de la tarde.
De izquierda a derecha: El novio (eufórico), uno que pasaba por allí (caliente) y el testigo (Locovox, come on, come on, locovox...)
Eran las 24:00. Más o menos.
El testigo, tras varias horas de baile, bañado en sudor y en ron con cola, desiste de ligar civilizadamente y se lanza con luctuosas ansias encalomatorias sobre una lozana chica que disfrutaba inocentemente de la noche.
Eran las...er...no recuerdo.
Nada más. A veces las palabras sobran. En este caso, seguro que bastan.
ya veo lo bien que te lo pasas en mi ausencia...
ResponderEliminarClaro que sí. ¡Viva la vida, que son dos días!
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